Para personas que se toman en serio su negocio y quieren vender más gracias a su web.
Cuando un potencial cliente compare tu web con la de 20 competidores más, al cabo de 5 minutos, solo recordará una de ellas.
Te explico lo que necesitas para que sea la tuya.
Te preguntarás por qué un diseñador te intenta vender sus servicios de diseño web en una página con un diseño más soso que la comida de un hospital.
Y es una pregunta lógica y que, como todo en la vida, tiene su explicación.
Verás, cada página de una web tiene su propio objetivo.
El objetivo de mi página de inicio es que sepas qué puedo hacer por ti.
El objetivo de la página sobre mí es contarte una historia personal que despierte tu simpatía en mí…. y explicarte de nuevo lo que puedo hacer por ti.
Y el objetivo de esta página es que, después de leerla, te entren ganas de abrir la aplicación del banco para hacerme una transferencia para trabajar conmigo.
Y para que prestes atención a lo que tengo que contarte y me sueltes tu dinero, necesito que no te distraigas con nada.
Así es como trabajo y como hago las webs.
Que cada página tenga su objetivo.
El objetivo final es tener una web que consiga más clientes y más ventas.
Y para eso, tiene que estar hecha con una estrategia detrás, pensando en lo que se hace en todo momento, y no dejando nada al azar.
¿Quiere decir eso que si te hago yo la web vas a tener una cola de clientes más larga que la del paro?
No quiero insultar a tu inteligencia contestándote que sí a esa pregunta. Nadie que no sea un vendehúmos puede garantizarte eso.
Lo único que te puedo decir al respecto es que tener una web que esté bien hecha y bien trabajada no te garantiza que vayas a tener buenos resultados con ella, pero tener una web que esté mal hecha y poco trabajada, sí que te garantiza tener malos resultados.
Te lo puedes creer o puedes ignorar esta información, pero mi deber es contarte las cosas como se las contaría a mi mejor amigo, aunque ahora mismo no nos conozcamos de nada.
Te digo una cosa:
Hay dos tipos de diseñadores web, los que se toman en serio su trabajo, y los demás.
Los diseñadores que se toman en serio su trabajo estudian, piensan, analizan, y crean la web con la idea de que ofrezca una buena experiencia de usuario, genere confianza, y cumpla el objetivo que tiene que cumplir.
¿Cuál es ese objetivo?
Dependerá de cada web. No es lo mismo una web para vender servicios, que un ecommerce o una academia online, por ejemplo.
El objetivo puede ser conseguir leads, conseguir registros, conseguir suscriptores, conseguir ventas, o conseguir que el cliente vaya a tu tienda y te haga una reverencia para conseguir un descuento.
Si tú te tomas en serio tu negocio y piensas que la web es su pieza más importante en internet, deberías elegir un diseñador que también se tome en serio su trabajo.
La diferencia entre los dos tipos de diseñadores es abismal.
Aunque, realmente, en ocasiones es complicado diferenciar qué tipo de diseñadores se esconden detrás de la pantalla antes de contratarlos, y no todo el mundo tiene el buen ojo necesario para elegir a un buen profesional.
Yo mismo la he cagado en el pasado contratando a algunos profesionales que no han estado a la altura de la situación.
Pero para que te hagas una pequeña idea, la mayoría de las veces puedes descartar automáticamente a…
– Los que utilizan “temas para [inserta aquí tu profesión]”, que vienen con un montón de funcionalidades inútiles que jamás utilizarás y que te harán perder velocidad de carga, posicionamiento y salud mental.
– Los que utilizan una plantilla y le cambian cuatro imágenes y cuatro textos que tú le envíes, y pobre de ti que pidas alguna modificación porque te dirá que su trabajo ya ha acabado.
– Los que utilizan como reclamo y principal ventaja el bajo precio por el que te van a hacer una web, como si eso fuera algo bueno para ti.
– Los que, en cuanto entras en su web, te entran ganas de tirarte por la ventana y no sabes muy bien por qué. Como cuando al profesor que te tiene que enseñar a conducir se le cala todo el rato el coche.
Se me ocurren más cosas, pero creo que ya te haces una idea de a lo que me refiero.
Si no entiendes nada de lo que estoy diciendo o piensas que estoy hablando por hablar, lo mejor será que no contrates a ningún diseñador web todavía. Ni de los unos, ni de los otros. Porque, o tirarás tu dinero a la basura, o no sabrás apreciar el trabajo entregado.
Ahora bien, si te tomas en serio tu presencia online y quieres aumentar las ventas de tus servicios o productos, hay una cosa que toda web que se precie debe cumplir.
¿He dicho una?
En realidad, son varias.
Pero hay una de ellas que es clave y esencial. La más básica que debe cumplir toda web de un negocio que quiera vender gracias a ella.
Para que lo entiendas bien, te voy a contar una historia tan curiosa como graciosa (para los que no sufrieron las consecuencias, claro).
En el distrito financiero de Londres hay un rascacielos de 160 metros conocido como “Walkie Talkie”, que fue diseñado por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly.
Le llaman Walkie Talkie porque el edificio se va ensanchando a medida que aumenta su altura, asemejándose a la forma de un walkie (oh, qué original el nombre).
Todo parecía ir bien durante su construcción, hasta que un buen día se dieron cuenta de que su forma cóncava hacía que sus vidrios canalizaran la luz del sol y la convertían en un potente rayo que caía sobre la calle colindante.
Podría ser una simple anécdota sin más, si no fuera porque ese rayo llegaba a superar los 72 grados de temperatura y arrasaba con todo lo que se interponía en su camino.
Derritió el espejo retrovisor de un Jaguar que estaba aparcado en su trayectoria como si de un helado de vainilla se tratara.
Quemó el felpudo de una peluquería llena de clientes y el peluquero tuvo que salir corriendo a tratar de apagar el fuego.
Decenas de vecinos y oficinas se tiraron al cuello del arquitecto y de la empresa constructora porque parecía que se estaba produciendo una supernova en sus casas y despachos.
Incluso hubo gente que fue con su sartén a freír huevos aprovechando el abrasante calor del rayo de la muerte.
También hubo personas que probaron cuánto tiempo podían aguantar justo debajo del rayo, y no aguantaban un solo minuto porque se quedaban sin respiración y tenían la sensación de que les hervía la sangre.
Pero lo peor no es que esto pasara en Londres.
Lo peor es que el mismo arquitecto ya había hecho antes un hotel con una forma similar en Las Vegas, que reconcentraba la luz del sol en la terraza de la piscina, y derretía tumbonas y quemaba el pelo de los guiris que estaban tranquilamente tomándose su caipiriña antes de ir a quemar todo su dinero al casino.
¿Qué te quiero decir con esto?
Pues que un mal diseño lo arruina todo.
Un mal diseño puede convertir un edificio en un arma de destrucción capaz de acabar con el mismísimo Mazinger Z, o una web en un pozo sin fondo que, por mucho que te esfuerces o inviertas por llevarle tráfico, haga huir a las visitas.
Pero no hace falta que me creas a mí.
En el año 2016, se hizo un estudio sobre la psicología de los consumidores, en el que analizaron cómo afectan las diferentes variables de un sitio web en la intención de compra.
Llegaron a 65 conclusiones diferentes con sus respectivas 65 estadísticas diferentes.
Pero las primeras de todas, eran las tres siguientes:
El 93% de los consumidores consideran que la apariencia visual es el factor clave para decidir si hacer la compra o no.
El 52% de los compradores abandonan el sitio y no regresan debido a que no les gusta la estética general.
El 42% de los usuarios basan sus opiniones generales por su diseño en sí.
Hay muchas estadísticas más y nos podríamos tirar todo el día hablando sobre ellas, pero esas tres te dan una visión muy clara de la importancia de que tu web tenga el mejor diseño posible.
Quiero que te grabes esto a fuego en la cabeza:
No es suficiente con que seas buen profesional o que tus productos sean los mejores.
Tienes y tienen que parecerlo.
De nada sirve que seas el mejor en tu sector, si a tus potenciales clientes no les transmites exactamente eso.
Porque por muy bueno que seas tú o lo que sea que vendas, si un potencial cliente llega a tu web y se encuentra como si estuviera en un circo de engendros, se dará media vuelta y se irá por donde ha venido.
Como cuando tienes una cita con una persona por primera vez, y a medida que te vas acercando, te das cuenta de que las fotos que te había enviado eran de hace 10 años y estaban tomadas desde ángulos estratégicos.
Te piras.
Entonces…
Tienes que envolver tus servicios, tus productos, e incluso a ti mismo en un envoltorio tan atractivo como el de un Ferrecho Rocher, o como un picardías en una bella damisela deseosa de sexo salvaje.
Con un buen diseño inspiras confianza a tus clientes, les demuestras que eres profesional, que cuidas los detalles, consigues destacar frente a la competencia que no se toma en serio su presencia en internet…
…y lo mejor es que, el resultado de juntar todo lo anterior, es una web que convierte mucho más, por lo que consigues más clientes y más ventas.
Ok, me has convencido, el diseño es importante… ¿algo más para que mi web se convierta en una máquina de conseguir clientes?
Algo más, sí.
Si hay algo igual o más importante que el diseño, es el mensaje que transmites en tu web (en realidad, no solo en tu web, sino en todas las comunicaciones con tus potenciales clientes).
Es tan importante, que las palabras que elijas para comunicarte con tus clientes serán lo que marquen la diferencia entre conseguir tus objetivos en la web o no conseguirlos.
Escucha esto.
Si yo te intento vender un servicio de diseño web diciéndote…
“Servicio de diseño web profesional. Tu web en buenas manos. Tengo 200 años de experiencia. Necesitas estar presente en internet.”
…sería uno más, porque todos los diseñadores y todas las agencias están diciendo lo mismo en sus webs, y seguramente no estarías aquí leyendo esto porque te habrías tirado por la ventana al entrar en mi web.
En cambio, tengo las pelotas de venir aquí y contarte la historia de un edificio asesino con rayos láser integrados para decirte que el diseño es importante y que no deberías confiar en cualquier aficionado para hacer tu web.
(Y todo eso, en una página más blanca que una fiesta de Nacho Vidal).
Es un simple ejemplo, pero en eso consiste el copywriting.
En escribir de manera que tus potenciales clientes te lean con atención, diferenciándote de la competencia, y que terminen haciendo la acción que quieras que hagan (suscribirse, enviar un formulario, registrarse, hacer una compra…).
¿No crees que esto sea importante?
Solo te digo que llevas leídas más de 2000 palabras y no es por casualidad, o porque no tengas otra cosa mejor que hacer (que oye, a lo mejor no tienes nada mejor que hacer ahora mismo, pero ya te digo yo que casualidad no es).
Puede que no tuvieras en cuenta todo esto que te estoy contando sobre los textos.
De hecho, es lo más probable, porque la gente suele pensar mucho en el diseño de la web, pero poco en el mensaje que se da en ella.
Pero ya te he dicho que te iba a contar las cosas como se las contaría a mi mejor amigo.
Y yo, a mi mejor amigo no le ocultaría información valiosa que le puede hacer ganar más dinero con su web.
Y hablando de amigos…
En mi época adolescente de salir de fiesta cada fin de semana, tenía un amigo unos años mayor que yo que siempre terminaba la noche con una chica diferente.
¿Porque era guapo?
No. De hecho, había gente que le conocía como “Dani el feo”.
¿Porque era inteligente?
No. Tampoco era un erudito de los estudios, precisamente.
¿Porque tenía dinero?
Ni de coña. Estaba a una nómina de vivir debajo de un puente.
¿Porque era un chico interesante, a pesar de todo lo anterior?
Error. Lo más interesante que hacía era pasarse el día fumando porro tras porro. Calada a calada, poquito a poco.
Vamos, era el típico chaval que no te querrías encontrar sentado al lado de tu hija en una comida familiar.
Pero tenía una habilidad.
Una habilidad muy buena para ligar, y muy rentable para los negocios.
El cabrón tenía labia.
Mucha.
Sabía qué decirles a las chicas para que se fueran con él. Pensaran lo que pensaran los padres de los pobres angelitos.
Pues lo mismo ocurre en el mundo de los negocios online.
Tienes que conseguir que los usuarios de tu web se vayan a la cama contigo, y el copywriting es la mejor manera de conseguirlo.
Y lo mejor de todo, es que gracias al copy puedes llevarte a los mejores clientes.
No a los que te regatean el precio. No a los que no valoran tu trabajo. No a los que se conforman con cualquier cosa.
A los mejores clientes.
Por eso, el resultado de sumar un buen diseño y un buen mensaje, es en gran parte lo que necesita tener una web que funcione, una web que te permita conseguir clientes y más ventas.
Yo, te puedo ayudar con ambas cosas.
Tú decides si quieres solo diseño web, o diseño + copy (siempre serán mejor ambas).
Pero yo te puedo ayudar con ambas.
¿Algo más para que mi web funcione como una máquina bien engrasada para vender?
Sí, podríamos hablar de acciones y estrategias de marketing que deberías realizar una vez tengas la web terminada, y de lo que también podemos hablar cuando esté lista. Pero de momento, nos vamos a quedar con estas dos cosas que necesitas para hacer tu web.
Bien.
Ahora ya sabes lo que puedo hacer por ti.
No sé si es lo que estás buscando o no, pero antes de que tomes esa decisión, quiero que sepas dónde te metes si decides trabajar conmigo para que ninguno de los dos pierda el tiempo.
Lo primero que debes saber es que solo trabajo con gente que se toma en serio su negocio o su proyecto online.
Es decir, si quieres una web solo porque te han dicho que tienes que tenerla y crees que hacerla de cualquier manera es una buena opción para tu negocio, probablemente no verás el valor de lo que te ofrezco, por lo que no me interesa trabajar contigo.
Me gusta trabajar con gente que se tome en serio su presencia online y que busque conseguir un buen resultado con su web, no tener una simple tarjeta de visita cutre y sin alma.
Si empiezas desde cero, tienes que querer ir a por todas. Y si ya tienes tu web funcionando y quieres darle una vuelta completa, tienes que querer mejorarla para conseguir más resultados.
Lo segundo que debes saber es que no soy barato. El nivel de implicación en tu proyecto por mi parte va a ser máximo, y mi garantía es que vas a tener una web que sea 100% de tu gusto y que dé la mejor imagen de ti o de tu negocio.
Y que te consiga resultados, claro.
Para conseguirlo, haré las modificaciones que sean necesarias durante el proceso, y eso conlleva horas de estudio y de trabajo, que alguien que te cobre poco por una web no te puede ofrecer porque te intentará despachar lo más rápido posible.
No te puedo dar un precio exacto ahora mismo, porque depende de las necesidades que tengas, y además…
…el presupuesto, básicamente, lo pones tú. Dependiendo de cuánto quieras invertir en la web, te propondré lo mejor que podamos hacer con esa cuantía.
Pero trabajo con inversiones desde 1.500€ para webs “corporativas” y desde 2.000€ para ecommerce (precio solo del diseño y creación, copy aparte). A partir de ahí, puedes invertir cuanto quieras, porque siempre habrá una buena propuesta para tu negocio que hacerte.
Y otra cosa.
No empiezo a trabajar hasta haber recibido, al menos, el 70% por adelantado.
El 50% para reservar las fechas que te daré para tu proyecto, y el 20% antes de comenzar. Aunque tendrás la opción de pagar también el 100% por adelantado con ventajas para ti.
Tampoco acepto bajo ningún concepto pagos a X días (siendo X la cifra que sea, 10/15/30/60).
Así que, si esa es la política de tu empresa y es inamovible, o no tienes presupuesto para invertir en tu web, no te molestes en contactar conmigo.
Lo tercero que debes saber es que no voy a hacer nada que crea que no vaya a quedar bien en tu web.
El objetivo siempre será que la web quede 100% a tu gusto, pero si me haces peticiones sin sentido de poner tal cosa en tal sitio solo porque a ti te parece buena idea o porque lo has visto en no sé qué web de la competencia, y yo creo que va a perjudicarte, no lo voy a hacer.
Como te he contado antes, un buen diseño es esencial para que puedas vender con tu web, y no voy a estropear el trabajo por añadir cosas que no tengan ningún sentido.
A mí me interesa que tu web quede lo mejor posible porque tú ganarás más con ella y, en consecuencia, mi reputación se verá incrementada.
Se podría decir que lo hago por egoísmo, pues.
Y por ese motivo, si después de entregarte la web tal y como yo creo que va a funcionar mejor, tú te pones a hacer cambios sin sentido, te estás perjudicando a ti, y me estás perjudicando a mí.
Si decides contratar a un profesional para hacer tu nueva web, debes respetar su criterio. Y si no estás de acuerdo, puedes hacértela tú o contratar a alguien que esté comenzando en esto y que te diga que sí a todo.
Lo cuarto que debes saber es que no tengo portfolio ni te voy a enseñar otras webs que he hecho para clientes.
Hay tres principales motivos para que esto sea así.
El primero, porque el diseño es subjetivo. Lo que para una persona puede ser una web excelente, para otra persona puede ser la peor web que ha visto jamás.
El segundo, porque tu web no tiene por qué parecerse a ninguna otra web que haya hecho antes. Por ejemplo, mi web es minimalista porque me gusta así para mí. Tú podrías pensar que solo hago webs minimalistas, pero tu web no tiene por qué ser así.
Y el tercero, y más importante, porque me gusta trabajar con personas que tienen criterio propio para decidir si soy la persona adecuada para trabajar en su proyecto o no.
Y lo quinto que debes saber es que no tengo disponibilidad inmediata, por lo que si necesitas la web para dentro de una semana, no podré ayudarte.
Solo trabajo con dos clientes como máximo al mismo tiempo, que es un número que me permite garantizar la calidad de mis trabajos y darte la atención que te mereces.
Para trabajar conmigo, tendrás que reservar fecha con entre tres semanas y un mes y medio de antelación. Te concretaré la fecha exacta una vez tengamos la primera reunión, en función de mi agenda en ese momento.
Obviamente, respeto el orden de llegada. Por lo que quien reserve antes, será con el que empiece a trabajar primero en caso de que haya varios interesados.
Si te interesa comenzar cuanto antes, mejor reservar hoy que mañana.
Tal vez te parezca que todo esto suena algo arrogante, y puede que tengas razón. Pero el motivo de contarte las cosas así es porque no quiero hacerte perder el tiempo, y por supuesto, tampoco quiero perderlo yo.
Si quieres una web para vender tus servicios, tus productos, tus cursos, o lo que sea que quieras hacer con ella, y te encaja todo lo que has leído en esta página, rellena el formulario de abajo contándome sobre tu proyecto.
Lo leeré, y si veo que podemos trabajar juntos, te escribiré para agendar una reunión en la que nos conoceremos y hablaremos sobre tu proyecto.
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